GRADO 8o
La Naturaleza Del Hombre
La Naturaleza Del Hombre
De acuerdo al testimonio de la Escritura, el hombre, en
su forma humana presente, fue creado por Dios como la conclusión y consumación
de toda la creación. Se dice del hombre que fue hecho a la imagen y semejanza
de Dios (Gn. 1:26) y que Dios respiró en él el aliento de vida (Gn. 2:7). Estas
distinciones califican al hombre por sobre todas las otras formas de vida que
están sobre la tierra e indican que el hombre es una criatura moral con
intelecto, capacidad para sentir y voluntad.
Hablando en líneas generales, la creación del hombre
incluyó aquello que era material (el polvo) e inmaterial «(el aliento de
vida»). Esta doble distinción tiene referencia al «hombre exterior» y al
«hombre interior» (2 Co. 4: 16); «el vaso de barro» y «su tesoro» (2 Co. 4: 7).
Mientras que el alma y el espíritu del hombre se presentan existiendo para
siempre, el cuerpo retorna al polvo desde donde fue formado, y el espíritu va a
Dios quien lo dio (Ec. 12:7). De acuerdo a ello, la gente puede
Cuando la Escritura considera la parte inmaterial del
hombre, a veces usa varios términos intercambiables (cf. Gn. 41:8 con Sal.
42:6; Mt. 20:28 con 27:50; Jn. 12:27 con 13:21; He. 12:23 con Ap. 6:9), aun
aplicando estos términos a Dios (Is. 42:1; Jer. 9:9; He. 10:38) y a los
animales (Ec. 3:21; Ap. 16:3). Algunas veces se distingue el espíritu, del alma
del hombre (1 Ts. 5:23; He. 4:12).
A pesar de las altas funciones de la parte inmaterial del
hombre, a veces se atribuyen al espíritu y a veces al alma (Mr. 8:36-37; 12:30;
Lc. 1:46; He. 6:18-19; Stg. 1:21); el espíritu se menciona usualmente en las
Escrituras como aquella parte del hombre la cual es capaz de contemplar a Dios,
y el alma es aquella parte del hombre la cual está relacionada al yo y las
varias funciones del intelecto, sensibilidades y voluntad del hombre.
Sin embargo, también se usan otros términos de la
naturaleza inmaterial del hombre tales como el corazón (Ex. 7:23; Sal. 37:4;
Ro. 9:2; 10:9-10; Ef. 3:17; He. 4:7). Otro término usado es aquel en cuanto a
la mente del hombre, ya sea en referencia a la pecaminosidad de la mente del
hombre no salvo (Ro. 1:28; 2 Co. 4:4; Ef. 4:17-18; Tit. 1:15), o a la mente
renovada que posee un cristiano (Mt. 22:37; Ro. 12:2; 1 Co. 14:15; Ef. 5:17). Otras
expresiones tales como «voluntad» y «conciencia» también se refieren a la parte
inmaterial del hombre.
Dada la variedad de términos que a veces
son usados en sentido similar y a veces en contraste el uno con el otro, muchos
han considerado la división del hombre en material e inmaterial como la
división básica; pero aun aquí expresiones como «alma» y «espíritu» a veces son
usadas para la totalidad del hombre incluyendo su cuerpo.
Algunas religiones paganas sostienen que el
origen inmaterial de la naturaleza del hombre es preexistente; esto significa
que ha existido eternamente y sólo se encarna en el principio de la existencia
humana; esto no está sostenido por la Escritura. Otro punto de vista ofrecido
por algunos teólogos evangélicos es que el alma es creada por Dios en el
principio de la existencia humana individual; esta teoría tiene dificultades en
cuanto a la pecaminosidad del hombre.
Probablemente el mejor punto de vista, conocido
como el traducianismo, es que el alma y el espíritu fueron propagados por
generación natural, y por esta razón el hombre recibe un alma y espíritu
pecaminosos, porque sus padres son pecadores.
El cuerpo humano del hombre es la
habitación del alma y el espíritu del hombre hasta que muera. Aunque acaba con
la muerte, está sujeto a resurrección. Esto es verdadero en cuanto a los salvos
y los no salvos, aunque las resurrecciones son diferentes. A veces el cuerpo
tiene referencia como la «carne» (Col. 2:1, 5), y se usa para el cuerpo de
Cristo) (1 Ti. 3: 16; 1 P. 3: 18). Otras veces se refiere a la naturaleza
pecaminosa, la cual incluye el alma y el espíritu, como en la declaración de
Pablo que él había «crucificado la carne» (Gá.5:24).
De acuerdo a ello, la carne no debe
considerarse sinónimo con el cuerpo en todos los pasajes, puesto que puede
implicar todo el hombre no regenerado.
Los cuerpos de las personas salvas son
declarados como «templos» (Jn. 2:21; 1 Co. 6: 19; Fil. 1 :20), aunque al mismo
tiempo sus cuerpos son considerados como «vasos de barro» (2 Co. 4:7), cuerpos
«viles» (Fil. 3:21), cuerpos para ser mortificados (Ro. 8:13; Col. 3:5) y
cuerpos los cuales tienen que ser mantenidos en sujeción (1 Co. 9:27). Los
cuerpos de los salvos serán transformados, santificados, salvados y redimidos y
finalmente glorificados para siempre en la venida de Cristo por su Iglesia (Ro.
8:11,17-18,23; 1 Co. 6:13-20; Fil. 3:20-21). Jesucristo poseía un cuerpo humano
perfecto antes de su muerte, y después de su resurrección tenía un cuerpo de
carne y hueso que es el ejemplo del cuerpo de resurrección del creyente. El
término «cuerpo» se usa también como una figura de la iglesia como el cuerpo de
Cristo y del cual Cristo es la cabeza.