lunes, 5 de marzo de 2018
EL SER HUMANO IDEAL 6º
EL SER HUMANO IDEAL
Aunque cada cultura tiene un peculiar concepto o imagen del ser humano ideal, hay ciertas coincidencias y características universales deseables, marcadas dentro de la misma naturaleza humana.
El llamado a ser del ser humano, está hondamente grabado en la esencia de su ser.
Cada ser, y el ser humano es consciente de ello, lleva en su interior ese conato impulso a ser aquello que debe ser, es decir, a hacer que su existencia se acerque lo más posible a su esencia. ¿Cuál es pues la naturaleza o esencial del ser humano que marca sus potencialidades de ser?
El ser humano tiene una esencia orgánica, sensible y amante, racional, transformadora, libre, razonable, política, ética y estética.
En su aspecto orgánico el ideal humano está centrado en ser saludable; conservar su organismo sano mediante hábitos de aseo, nutrición cultura física y medicina preventiva.
El ser humano es capaz de estimulación y de sentimientos. Buscar el ideal humano es cultivar la sensibilidad, la capacidad de goce, de ternura y de sentimiento; la capacidad de gozar intensamente pero también de sobrellevar con dignidad el sufrimiento, la capacidad de vivir emociones y pasiones sin estorbarlas pero evitando que anulen la razón y la libertad.
El ser humano tiene capacidad de amar. Por ese motivo el ser humano ideal debe ser capaz de dar sin esperar, de amar desinteresadamente, de entregarse sin buscar correspondencia. Su natural amor a sí mismo estará abierto a los demás y al mundo.
El ser humano tiene vocación a pensar, a razonar, a medir las consecuencias de sus acciones y a correr con responsabilidades. El ser humano ideal se atreve a pensar, no vive con cerebro prestado ni hipoteca su pensamiento al de los demás, es crítico, no ingenuo ni crédulo; se atreve a decir aquello que piensa y a vivir de acuerdo con su pensamiento corriendo responsablemente los riesgos inherentes a esta coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se vive.
El ser humano ideal está llamado a la autonomía, a decidir de acuerdo con su conciencia, sin falsos temores ni artificiales mandatos o fronteras.
El ser humano es un ser creador y transformador. No está llamado a repetir sino a innovar, no teme caminar por senderos desconocidos ni abrir nuevas sendas a la humanidad; ejercita permanentemente la ocurrencia; trabaja y se esfuerza en pos de la excelencia.
El ser humano es solidario y político; busca crear o afianzar sus nexos con los demás y con la Naturaleza; es connatural con la paz, con la violencia, con el amor, no con el odio; le agrada y busca participar; no está hecho para la indiferencia sino para el compromiso; la visión y proyección de su vida es trascendente y universal, superando el marco de su yo, de su familia y de su patria para abarcar las dimensiones de la humanidad y del Universo.
El ser humano es estético, es un contemplativo, saboreador y creador de armonía y belleza.
Finalmente el ser humano es estético; es capaz de valorar y establecer una jerarquía de valores; busca y logra el bien; se conforma a él por convicción, no por razones de temor o de utilidad.
EL SER HUMANO IDEAL PRIMERA LECTURA GRADO 6º
EL SER HUMANO IDEAL
Aunque cada cultura tiene un peculiar concepto o imagen del ser humano ideal, hay ciertas coincidencias y características universales deseables, marcadas dentro de la misma naturaleza humana.
El llamado a ser del ser humano, está hondamente grabado en la esencia de su ser.
Cada ser, y el ser humano es consciente de ello, lleva en su interior ese conato impulso a ser aquello que debe ser, es decir, a hacer que su existencia se acerque lo más posible a su esencia. ¿Cuál es pues la naturaleza o esencial del ser humano que marca sus potencialidades de ser?
El ser humano tiene una esencia orgánica, sensible y amante, racional, transformadora, libre, razonable, política, ética y estética.
En su aspecto orgánico el ideal humano está centrado en ser saludable; conservar su organismo sano mediante hábitos de aseo, nutrición cultura física y medicina preventiva.
El ser humano es capaz de estimulación y de sentimientos. Buscar el ideal humano es cultivar la sensibilidad, la capacidad de goce, de ternura y de sentimiento; la capacidad de gozar intensamente pero también de sobrellevar con dignidad el sufrimiento, la capacidad de vivir emociones y pasiones sin estorbarlas pero evitando que anulen la razón y la libertad.
El ser humano tiene capacidad de amar. Por ese motivo el ser humano ideal debe ser capaz de dar sin esperar, de amar desinteresadamente, de entregarse sin buscar correspondencia. Su natural amor a sí mismo estará abierto a los demás y al mundo.
El ser humano tiene vocación a pensar, a razonar, a medir las consecuencias de sus acciones y a correr con responsabilidades. El ser humano ideal se atreve a pensar, no vive con cerebro prestado ni hipoteca su pensamiento al de los demás, es crítico, no ingenuo ni crédulo; se atreve a decir aquello que piensa y a vivir de acuerdo con su pensamiento corriendo responsablemente los riesgos inherentes a esta coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se vive.
El ser humano ideal está llamado a la autonomía, a decidir de acuerdo con su conciencia, sin falsos temores ni artificiales mandatos o fronteras.
El ser humano es un ser creador y transformador. No está llamado a repetir sino a innovar, no teme caminar por senderos desconocidos ni abrir nuevas sendas a la humanidad; ejercita permanentemente la ocurrencia; trabaja y se esfuerza en pos de la excelencia.
El ser humano es solidario y político; busca crear o afianzar sus nexos con los demás y con la Naturaleza; es connatural con la paz, con la violencia, con el amor, no con el odio; le agrada y busca participar; no está hecho para la indiferencia sino para el compromiso; la visión y proyección de su vida es trascendente y universal, superando el marco de su yo, de su familia y de su patria para abarcar las dimensiones de la humanidad y del Universo.
El ser humano es estético, es un contemplativo, saboreador y creador de armonía y belleza.
Finalmente el ser humano es estético; es capaz de valorar y establecer una jerarquía de valores; busca y logra el bien; se conforma a él por convicción, no por razones de temor o de utilidad.
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